Croacia, jugando a la casita
Uno de mis juegos favoritos cuando era chiquita, era el de hacer una casita, es decir coger sabanas, cojines, y destruir mi cuarto para construir un lugar en el que pasaria muchas horas divirtiendome. La casita debía tener una “cocina”, cuarto (asi fuera para dormir sentados), una entrada y ojalá ningún huequito por donde entrara la luz, eso era importante.
Muchos anos después, decidimos volver a jugar a la casita pero esta vez con esposo y 4 hijos. Alquilamos un carro casa para pasar 10 días paseando y conociendo la costa adriatica de Croacia (¡eso suena muy estrambótico!). Tenia nervios pues dormir 6 en un carro casa, amplio pero nunca como los grandotes gringos que uno ve en las autopistas de EEUU, me generaba angustia. Los que me conocen, saben que siempre he sido exagerada para la dormida de los niños; mis sobrinos aun recuerdan como viví callándolos en las vacaciones que pasamos juntos cada vez que uno de mis bebes estaba durmiendo siesta, pero como para muchas cosas en este viaje, me tocó relajarme. Valen y yo compartimos una cama, Juanma y Manuel otra y Pipe y Guadalupe compartieron otra (para deleite de Guadalupe al dormir con su papa)!
No era la unica nerviosa, Valen y Juanma también se sentían estresados y se notaba por la tension que había, no sabiamos Como acomodarnos y hasta intentamos armar la cuna de Guadalupe en el estrecho espacio de la puerta. En medio de ese estrés y afan por acomodarnos de la mejor manera Manuel dijo preocupado y con cara de angustia: “¿así van a ser los Díez días?”. Se me vino a la mente lo que tantas veces he pensado en este viaje : son sólo ocho dias, hay que disfrutarlo y sacarle el jugo. Y pues así fue…
En Croacia, hay cientos de campos adecuados para el carro casa (o carpa) que cuentan con todo tipo de facilidades. En mi ingenuidad, pensé que uno se parqueaba en un lugar bonito o donde lo cogiera la noche y listo, pero no, un carro casa requiere una cierta logistica: conexión al agua dulce, otra conexión a la electricidad, localizar un lugar especial para vaciar las aguas negras (terrible trabajo para el pobre Pipe quien lo asumió con entereza) entre otros. Encontramos campos al lado del mar (o en unos parques naturales divinos), en las ciudades y de todos los tamaños y características para adaptarse a todos los gustos de los "campistas". Al llegar a un campamento nos asignaban un "Pitch" o espacio para parquear, se conecta el carro a la electiricidad, al agua dulce y saca uno una mesa especial con sillas, abre el parasol retráctil del carro casa y ¡lista la casita!
En todos los campos hay unos mercados divinos dotados con lo que uno quiera comprar para cocinar (incluyendo pan fresco por las mañanas). Hay estaciones de baños con duchas deliciosas y muy limpias (igual, siempre con chanclas),, restaurantes, golfillo estilo gringo, piscinas, playas divinas, deportes nauticos, en fin toda una estructura montada alrededor de este gran y para nosotros novedoso concepto. Cambiamos de campo cada dos o tres días buscando conocer Croacia un poco mejor. Cada vez que nos íbamos de un campo nos quedaba la nostalgia de lo que dejábamos y la ansiedad -e ilusión- de lo que vendría. Hubo unos campos mejores que otros, pero siempre buscamos sacarle lo mejor a cada uno. Fue una experiencia muy chevere, los niños disfrutaron cantidades, todos dormimos muy bien (gracias a DIos) y conocimos el mar mas hermoso que haya visto (muy, muy recomendado). Fue una gran experiencia el conocer este plan que es tan común entre las familias croatas: habían todo tipo de carros casas, decoraban su pedacito de terreno con “gadgets” como luces (farolitos, extensiones tipo "Navidad" y velas), habían BBQ para todos los gustos, desde el más sencillo hasta grandes infraestructuras portátiles para cocinar, carpas desde las mas sencillas hasta las que parecían naves espaciales, carros casas gigantes super lujosos y otros curiosos como un mini bus Volkswagen del 57 que se nos parqueó en el Pitch del lado en uno de los campamentos. Un plan maravilloso era salir después de comida a caminar por el campo y ver todos los carro casas con los que compartíamos el campamento, ver a la gente tomando un vinito en su mesita afuera a la luz de una vela, otros leyendo o durmiendo en hamacas, jugando cartas o simplemente viendo la vista al mar o el atardecer. Ninguno ponía música por respeto a los vecinos (nos imaginábamos la mezcla de ballenato, salsa y regeton que se escucharía en un campo así en Colombia)!
En el día el plan era de mar, aprovechar unos parques dentro del agua muy cheveres (un concepto sensacional que no conocía), cocinar, leer, estudiar (en el caso de los niños), visitar lugares y darle gracias a DIos por esos días tan especiales.
Los ocho días del carro casa se cerraron con broche de oro cuando llegamos al parque de los lagos Plitvice. Ni mis palabras ni las fotos podrían hacerle honor a este lugar tan hermoso.
Sin lugar a dudas nunca he estado en un lugar que me sacara hasta lagrimas de la belleza: el agua pura, dulce y cristalina, como la de la película La Laguna Azul, vegetación frondosa pero delicada, cascadas estilo Hawaii (me las imagino porque no conozco) grandes, medianas y pequeñas y caminábamos por un caminito hecho de madera y el agua pasaba por debajo como riachuelos. Así me imagino el paraíso tal cual. Nos dio tristeza que era prohibido meterse al agua por qué daban ganas de meterse a ese "pedazo del cielo en la tierra" pero entendible para cuidar el lugar tan especial. Creo que Dios puso un especial énfasis al crear esta parte del mundo, y lo bendijo con una belleza y una paz que hace que valga la pena visitar alguna vez en la vida.
Estos diez dias fueron inolvidables al conocer un país tan espectacular como Croacia, y haberlo hecho aun mas junticos en el carro "casita" (o en nidito, como lo dice Leito, la mama de Felipe).
Un abrazo!
Pili