Una nueva aventura
Hoy hace dos años estábamos llegando a Barcelona, el primer destino de nuestra aventura por el mundo. Ese día fue especial; sentíamos mucha incertidumbre y mucho entusiasmo, también habían sentimientos de miedo, emoción e ilusión de lo que iniciábamos, pero jamás imaginamos el impacto que lo que iniciaba tendría en nuestras vidas.
Unos días antes de ese viaje, salía de un almuerzo de un restaurante en Bogotà y me encontré a mi buen amigo Santiago Zapata quien estaba almorzando con un Doctor llamado Fab Mancini que estaba en Colombia dando unas conferencias. Me invitó a sentarme con ellos y conversamos un rato. Naturalmente, la conversación gravitó a la aventura que estábamos por comenzar y el doctor Mancini se entusiasmó con la historia y me contó que un buen amigo de él, Jon Butcher, había hecho algo similar con su esposa y sus hijos y que ese viaje había cambiado por completo sus vidas. Lo encuche con atención y debo confesar que con mucha curiosidad de saber que era lo que les había pasado.
Siguio su relato y me dijo: “desde que hicieron ese viaje Iniciaron un estilo de vida raro pero increíble. Viven en un lugar del mundo diferente cada 3 o 4 años.” Recuerdo que llegue a la casa, le conté a Pili y me dijo: “no me vayas tu a salir tu con esas ideas”...
Terminamos nuestra travesía de siete meses por dieciocho países y volvimos felices a la estabilidad y a la rutina que uno muchas veces añora cuando está errante por el mundo.
Cual sería mi sorpresa, cuando pocos meses después de nuestra llegada Pili me dice: “por que no pensamos en mudarnos a Estados Unidos un par de años?”, en su momento no me acorde de la advertencia que me había hecho meses atrás, pero hoy, en una misa de despedida que organizamos en casa - ¡y que misa!- até los cabos y acá estoy escribiendo esto con una gran sonrisa en mi cara. Fue quien me pidió que “no le fuera a salir con esas locuras” quien las estaba planteando. Yo intenté hacerme el loco pues estaba contento en Colombia y sobre todo con el ritmo de trabajo que venía creciendo después de estar “off the grid” por tantos meses, pero ese mosco ya nos había picado y como dice el viejo y conocido adagio, más reversa tenía un burro en bajada.
Aprovechamos un viaje de vacaciones donde mis padres para volarnos con Pili a conocer un colegio al norte de Atlanta, hermano del colegio a donde van nuestros hijos en Colombia, y quedamos encantados con el colegio y con la zona. Entusiasmados, consultamos a un par de abogados de migración para ver las opciones y después de evaluar las alternativas y sobre todo el saber que si existían, decidimos emprender -con toda la Actitud-E- el esfuerzo para convertir ese sueño realidad
Trabajamos con mucho esmero y dedicación y pusimos en manos de Dios el proyecto. Ha sido un camino largo, interesante, exigente y que en muchas oportunidades ha puesto a prueba nuestra paciencia.
Todas las puertas se han abierto todas y hoy estamos a pocos días de comenzar esta nueva aventura, que si bien tiene un espíritu diferente a la que emprendimos en el 2016, estamos seguros que será fascinante.
Igual que hace dos años, nos vamos de la mano de Dios y de la virgencita.
Stay tuned...