Florencia, esta vez te robaste 6 corazones
Hola! Hace mucho rato que no escribía, creo que el último fue los primeros días enFlorencia y desde eso ya ha pasado casi un mes…acá el tiempo no pasa rápido, vuela!!!
Florencia fue una experiencia hermosa y un lujo; pasar 3 semanas en una casa en la Toscana a 15 minutos del centro de la ciudad fue un sueño hecho realidad. La casa muy hermosa y cómoda, con una vista a la ciudadque no nos cansábamos de admirar. Nuestros días transcurrieron en general tranquilos buscando disfrutarla ciudad, la Toscana y la casa. La ciudad la saboreamos caminando, paso a paso, sin afanes (excepto cuando nos iba a dejar el bus), mirando acá y allá, asistiendo a las Eucaristías en diferentes Iglesias para conocer y admirar su belleza (digna de resaltar la Catedral Santa Maria del Fiori con su majestuoso Duomo), dejándonos llevar por el instinto que nos sorprendía con plazas escondidas, callecitas delgadas con ventanales verdes y esquinasadornadas por una Virgen yel niño Jesus (cuentan que estas Vírgenes datan de la época de la Plaga Negra cuando las familias lascolocaban para que protegieran su hogar; de mi parte hubiera puesto a Jesús, a la Virgen y a toda la corte celestial; que miedo pues la peste Negra termino con el 60% de la población de Europa).
Florencia se caracteriza por que en cada esquina hay arte: en las calles se ven frescos, esculturas y jardines, por lo cual solo entramos a dos museos pues toda la ciudad es un museo. Fuimos al museo de Leonardo Da Vinci, genio y “hombre universal” dadosus áreas de “expertise” (arquitecto, inventor, astrónomo, pintor, ingeniero, matemático y la lista continua) y a la Galería de la Academia, donde esta el David de Miguel Angely algunas otras obras. Disfrutamos de atardeceres dignos de recordar en el Puente Vecchio siempre acompañados por un delicioso helado (causante de mi creciente “tripa” como dicen los españoles), ricos restaurantes donde comimospizzas, pastas y steaks Florentinos (T-Bone italiano).
Buena parte de la mañanala pasábamos en la casa, haciendo desayuno, a veces almuerzo, organizando un poco y robándole tiempo al día para hacer el “home schooling”. Los abuelos, con los que pasamos casi 10 días fueron una compañía deliciosa, una ayuda maravillosa con el home schooling y también con los quehaceres de la casa. Francisco y Leo, los papas de Felipe hicieron de nuestra estadía en Florencia algo muy especial, pues era la primera ves que visitaban la Toscana con la cual habían soñando mucho tiempo y admirar esa zona tan hermosa con ellos fue un lujo y nos trajo mucha felicidad a todos. También pasamos algunos días con mi mamá, Adriana mi hermana, su esposo Carl y las niñas; fue un regalo de Dios poder tener a la familia cerca y renovar fuerzas a su lado.
Pasamos unos días paseando y conociendo pueblitos de la Toscana; fuimos a Montelpuciano, San Gimminiano y a un par más. Estos son pequeños poblados Medievales, congelados en el tiempo que me invitaban a imaginarme en esa época caminando con los largos vestidos, observando caballeros con sus espadas, casi casi me sentía como en Romeo y Julieta, película que aprovechamos y vimos con Valentina para ponernos en contexto. Entre visita y visita aprendimos como se hace el aceite de oliva extra virgen y degustamos los mejores vinos italianos en una hacienda de los Medicis donde pasamos una tarde maravillosa. La Toscana nos robo de nuevo el corazón y anhelamos volver para apreciar sus verdes praderas, cultivos de olivas, cipreses, viñedos y girasoles.
Después de 21 días llegó el momento de despedirnos de la cuna del arte del Renacimiento, todo llega y todo pasa. Fue una bendición pasar tanto tiempo en semejante lugar pero siempre nos hará falta más por conocer, aprendery admirar. Florencia esta vez no se robó dos sino seis corazones.