La Sagrada Familia, dones y carismas.
Hoy tuvimos la oportunidad de ir a la Catedral de la Sagrada Familia, quizas la obra más importante de Gaudi. Hace dos años había estado con Pili y aun recuerdo la emoción que sentimos al entrar a tan majestuoso lugar. Me preguntaba esta mañana si hoy sentiría lo mismo, si la originalidad de la estructura, la complejidad de sus detalles, la simpleza de su espacio y sus matices de colores tocarían mi alma de igual forma que en esa visita años atrás. La respuesta es afirmativa. Hoy también sentí algo muy especial y sobre todo, pude entender con más claridad la profundidad espiritual de Gaudí.
Estos últimos dos años me he dedicado a estudiar el tema de los dones y los carismas del Espíritu Santo, tema fascinante y fundamental para nuestra fe, pero que desafortunadamente no le damos, ni los religiosos ni los laicos la importancia que merece. Los dones del Espíritu Santo son regalos que nos da DIos para nuestro propio crecimiento espiritual y son 7: Ciencia, Consejo, Sabiduría, Inteligencia, Piedad, Fortaleza y Temor de Dios. Por su parte, los carismas, son también regalos de Dios pero que no son para nosotros sino para los demás. Todos tenemos carismas, pero sólo nos damos cuenta si los tenemos experimentándolos. Por tanto, muchas personas viven su vida, sin descubrir los regalos que les ha dado Dios para ayudar y para servir. Los carismas tienen tres características:
1. Cuando la persona experimenta su carisma siente un gozo y una alegría inmensa
2. El resultado de ejercitar ese carisma es extraordinario. Claramente se ve la mano de Dios pues uno sólo, con sus talentos y con sus fuerzas propias, no podría lograrlo.
3. Hay manifestaciones de terceras personas que le ratifican lo importante que ha sido para ellas el ejercicio del carisma o se lo piden de manera espontánea.
Hay carismas pastorales [ayuda, misericordia, consejo, hospitalidad], de comunicación [evangelización, enseñanza], organización [dar, servicio, liderazgo, gestión] y Creativos [música, artesanía, escribir] entre otros.
Pues hoy, además de quedar deslumbrado por la imponencia y la hermosura de esta obra, pude sentir con una claridad casi que divina, que Gaudí, este gran hombre, experimentó con claridad y con intensidad tanto dones como carismas del espíritu santo. Ahi encuentro la explicación a su genialidad y a su originalidad.
Tenía sin lugar a dudas el don de la Ciencia, que es una Es una disposición sobrenatural de la inteligencia que le permite, como por instinto, ver y juzgar todas las cosas a la luz de la fe, como Dios mismo. Cada detalle de esta catedral tiene un significado teológico magistral. Cada columna, cada vitral y cada fachada representan con una claridad increíble algún elemento de nuestra fe.
Tenía también el don de la inteligencia, que es es una disposición sobrenatural que le permite captar y penetrar, de manera maravillosa y como por intuición en los misterios de nuestra fe, el sentido profundo de las palabras pronunciadas por nuestro salvador o inspiradas por el espíritu santo. Lo tenía con certeza por que en la estructura arquitectónica y en la disposición de los detalles está reflejada la riqueza y la profundidad de los evangelios y de todas sus referencias del antiguo testamento.
Muy seguramente estaba bendecido con otros dones, pero estos dos los pude sentir y vivir hoy con toda la plenitud.
En cuanto a los carismas, pues resulta evidente que Gaudí tenía el carisma de la Artesanía [o Craftmanship como lo llaman en inglés]. Esa habilidad exquisita de plasmar en una obra de arte [en este caso un matrimonio perfecto entre la arquitectura y el diseño] la grandeza de Dios, sólo se puede explicar y entender a la luz de una ayuda divina. Resulta casi imposible concluir que una obra como esta es simplemente producto de la genialidad de un ser humano de apenas 31 años de edad. En lo personal, veo la mano divina de Dios interviniendo en cada detalle de su obra. De lo que conozco de Gaudí, se que sentía una dicha y un gozo inmenso al trabajar, al diseñar y al soñar con sus proyectos y bueno, pues aun hoy, tantos años después de su trágica muerte en 1926 en un accidente de tránsito, la gente elogia, admira y comenta su genialidad y la riqueza de su obra.
Que alegría saber que siempre que entre a este lugar, sentiré algo tan grande, tan especial tan celestial.
Una bendición haber podido estar con toda mi familia, en el templo de la Sagrada Familia.
Consagración a la Sagrada Familia
Oh Jesús, Redentor nuestro amabilísimo, que habiendo venido a iluminar al mundo con la doctrina y con el ejemplo, habéis querido pasar la mayor parte de vuestra vida, humilde y sujeto a María y a José en la pobre casa de Nazaret, santificando a aquella Familia que había de ser el modelo de todas las familias cristianas; acoged benigno la nuestra, que ahora se dedica y consagra a Vos. Dignaos protegerla, guardarla y establecer en ella vuestro santo temor, con la paz y concordia de la caridad cristiana, para que imitando el ejemplo divino de vuestra Familia, pueda alcanzar toda entera, sin faltar uno solo, la eterna bienaventuranza.
María, Madre de Jesús y Madre nuestra, con vuestra piadosa intercesión haced que sea aceptable a Jesús esta humilde ofrenda, y obtenednos su gracia y bendición.
Oh san José, custodio santísimo de Jesús y de María, socorrednos con vuestras plegarias en todas las necesidades espirituales y temporales, a fin de que en unión con María y con Vos, podamos bendecir eternamente a nuestro divino Redentor Jesús. Así sea.